EL Romanticismo es un género literario que surgió en Europa a finales del siglo XVlll y se extendió hasta mediados del siglo XIX. Este movimiento se caracterizó por la exaltación de los sentimientos, la imaginación y la creatividad. Así como la rebeldía frente a las normas y valores establecidos por la sociedad.
Los escritores románticos se centraron en la exploración de las emociones humanas, las pasiones, y los sentimientos profundos. Fueron influenciados por el movimiento filosófico del idealismo, que creía en la primacía de la mente y la conciencia sobre la realidad material. Por lo tanto, los románticos a menudo se esforzaron en la subjetividad de la experiencia humana y en la expresión de la individualidad.
El romanticismo también estuvo enmarcado por un interés en la naturaleza y el mundo natural. Los escritores románticos a menudo, describían paisajes pintorescos y exóticos y enfatizaban la conexión emocional entre seres los seres humanos y la naturaleza. Además, muchos de ellos estaban preocupados por la preservación del medio ambiente y la protección de la belleza natural.
En cuanto a la forma literaria, los escritores románticos experimentaron con nuevas formas y estilos, desafiando las reglas tradicionales de la prosa y la poesía. Por ejemplo, se destacó la importancia de la métrica y la rima en la poesía y se utilizó el verso libre para lograr efectos más expresivos. También se desarrolló la prosa poética, que combinaba elementos de la poesía y la prosa para crear una nueva forma de escritura.
Entre los escritores románticas más destacados se encuentra el poeta inglés William Wordsworth, el novelista francés Víctor Hugo, y el poeta alemán Johann Wolfgang Von Goethe. Otros escritores románticos notables incluyen a Edgar Allan Poe, Lord Byron, Mary Shelley, Percy Bysshe, y John Keats.
Como un bocado especial en este artículo, queremos dar luces a esta pregunta: ¿Por qué al Escritor Edgar Allan Poe se le considera que pertenece al género del Romanticismo?
Se le considera un escritor del género del Romanticismo por varias razones:
En primer, lugar, sus obras tienen un fuerte enfoque en las emociones, la imaginación y la subjetividad, características fundamentales del movimiento romántico. Poe fue especialmente conocido por sus cuentos y poemas oscuros y misteriosos que evocan una atmosfera intensamente emocional y que explotan los aspectos más oscuros de la psicología humana.
En segundo lugar, Poe también compartió con los escritores románticos la fascinación por lo sobrenatural, lo irracional y lo desconocido, que se refleja en sus obras a través de los elementos como la muerte, el terror, el misterio y lo macabro.
Por último, sus estilo literario se caracterizó por un uso cuidadoso del lenguaje y la técnica, lo que le permitió crear obras altamente simbólicas y significativas. Eso también es una marca distintiva del movimiento romántico, que valoraba la expresión individual y la creatividad artística.
En conclusión, el Romanticismo fue un movimiento literario importante que transformó la literatura y la cultura en Europa y América del Norte. Los escritores románticos se centraron en la exploración de la subjetividad humana y la conexión emocional entre los seres humanos y la naturaleza y desafiaron las normas y valores establecidos por la sociedad. Además experimentaron con nuevas formas literarias, lo que llevó a la creación de un estilo literario distintivo que influyo en generaciones posteriores de escritores.
“Somos bichos, bichos raros”
Cuando la Facultad de Bosa de la Universidad Distrital abrió puertas, imaginé que sería el punto de resistencia social y cultural más significativo del suroccidente de Bogotá. El plan arquitectónico que acompañaba la universidad contemplaba mucho más que una institución educativa solitaria en medio de casas de interés social. Frente a la Universidad está la plazoleta del porvenir, un espacio abierto en forma de plaza pública dónde transeúntes deambulan siguiendo sus propias brújulas. El panorama que rodea la plaza incluye colegios de bachillerato, jardines, un centro de asistencia social Porvenir e incluso se comenta que la biblioteca pública de bosa también se ubicará en ese espacio. A los lados, como una nueva capa que rodea la universidad, la plaza y las instituciones, se despliega a sus alrededores la alfombra del parque Metropolitano el Porvenir; un complejo de cuatro parques consecutivos dónde pululan jóvenes deportistas, jugando al futbol o al baloncesto, patinando o sacando sus mascotas entre los tableros de ajedrez. Finalmente, a unas cuadras de la universidad está proyectado el patio taller del Metro de Bogotá vinculado a una ampliación del parque Metropolitano el porvenir. Todo ese aparataje ha centralizado la experiencia cultural de la localidad de Bosa en el barrio el Porvenir precisamente para construir una atmosfera enriquecida a los alrededores del metro y esa iniciativa hizo del barrio El Porvenir una gran ciudad universitaria. Como los buenos proyectos, esa arquitectura fue muy planeada, muy acorde con los planos de ciudad y con su proyección a futuro. Sin embargo, frente a la universidad distrital, en una orilla de la plaza, se fundó un espacio que no estaba en los planes y que protagoniza este documento: El Bicho.
Desafortunadamente, la Universidad, el Centro de asistencia social y las otras instituciones de esa “ciudad universitaria” son exclusivas y buena parte de la población local se ve excluida y apenas puede disfrutar de los edificios como unos monumentos lejanos, vacíos. Fue la plazoleta quien acogió a los paseantes; desempleados, rebuscadores, artistas, en fin. Jóvenes, adultos, niños y mascotas fueron poblando la plaza y dándole una vitalidad que los edificios no consiguieron. Porque es el arte y no el cemento quien destila vitalidad y amor. Eso lo comprendieron los jóvenes que no entraron a universidad distrital, comprendieron que los espacios culturales hay que tomárselos, gestionarlos y empezarlos desde cero. En localidades más antiguas hay teatros, casas de la cultura y tarimas al aire libre, pero esta parte de la ciudad es aún adolescente, no tiene más de quince años, es habitada en su mayoría por hijos de migrantes, proletariados, no de doctores y los espacios para el arte no existen, son los jóvenes que insisten es sus sueños y los mezclan en la plaza para urdir su arte, quienes, con la complicidad de la noche, la calle y el porro, han consolidado un lugar para el arte callejero de Bosa. Fue especialmente durante la pandemia y el paro del 2021 cuándo la plaza se llenó más de lo normal. El malabarismo, el rap, micrófono libre, la música y el espectáculo atraía visitantes de la localidad, Se celebraban navidades, cumpleaños, decisiones políticas y de seguro en más de una ocasión un cumpleaños. Los lobos solitarios de la localidad se reunieron alrededor de la música, que es como un fuego, y allí encontraron una familia, afecto y para mucho, ganas de vivir. Encontrarse en “la plaza de la Distri” era el plan perfecto porque era como estar dentro de la universidad, sin la presión de rendir cuentas al docente o ser evaluado para demostrar su valor.
Un colectivo de Hip Hop hizo la mayor presencia como gestores, artistas y patrocinadores de que cada semana llegaran personas al viernes de freestyle. Con el pasar de los días creció la audiencia y el colectivo ensambló una tarima artesanal, una estructura en guadua en forma piramidal, con ruedas para desplazarse, tejas y una plataforma dónde se muestran los artistas. A esa tarima se le llamó “El Bicho”. Y el nombre no es gratuito, no sólo es una tarima indefinible, sino que también representa a las personas que nos reunimos ahí, somos todos un poco kafkianos, la burocracia nos reduce a cucarachas, a bichos zumbando alrededor del bicho mayor, haciendo colonia. Porque los jóvenes que se reúnen son hijos del hambre, viven en carne propia el fenómeno de decidir entre no tener empleo o un empleo frustrante. Atribulados, pero no alienados, saben en su carne como se siente el esclavismo, cómo su fuerza de producción es apropiada por el patrón y convertida en plusvalía. Por eso en esa plaza se denuncia la irresponsabilidad política. Es curioso, porque no son los estudiantes lectores de Marx quienes llevan la batuta de la revolución ni la rebeldía en la sangre. Son esos otros, los bichos que llenan la plaza porque necesitan un lugar. Y mientras la universidad saca profesionales en los próximos cinco años, estamos pendientes de cuál será el devenir de los bichos concentrados en la plaza tratando de crear su propio futuro.
Al caer el día me siento en cualquier pastizal de la plazoleta y tengo los colores del atardecer en frente. Vivo la vida, sin preocupaciones como si pasara las hojas de un bello libro. Alguien se fuma un porro, no importa, esa plaza demuestra que los espacios donde hay marihuana también pueden ser espacios de paz, de amor. Algún emprendedor pasa con sus productos, chocolates, calcas, comida vegetariana, productos naturales. Como asistentes nos comprometemos por mantener limpio, no dañar la tarima, vivir en paz. Ha dado resultados, por eso la alcaldía también aprovecha el espacio para sus presentaciones: conciertos de rap, de rock, metal, presentaciones artísticas se ven con más frecuencia. Incluso han convocado artistas con cierto renombre en el país, Fármacos, Casi Nadie, Solitario Soldado… Artistas que han defendido el barrio. Yo mismo paso frecuentemente al bicho, me tomo una cerveza, me fumo un cigarrillo y encuentro una buena conversación. Para mí es un espacio para la literatura, siempre hay música, diálogo, improvisación. Es la capital del arte efímero, compuesto no por profesionales en artes sino por un grupo de personas que no existen.
Nilso
Hay un lugar en el mundo. Imagine un bosque, un ecosistema en miniatura, colgado de un árbol, como un nido. Un lugar en el mundo al que se llega subiendo escaleras ¿Cuántas? cientas. El camino está infestado de bancos, almacenes, gimnasios, algarabía, consumo. Y bien arriba, en una ramita descuidada un bosque. Exagerado decir bosque, ni siquiera es una chagra, es un jardín. No importa. Es una flor gigantesca echando raíces desde el aire, en el epicentro de un espacio destinado al gasto y el consumo.
La siembra en el árbol. Pero ya basta de alegorías, estoy hablando de una huerta en la terraza del Centro Comercial Metro Recreo cargo de la Biblioteca Pública de Bosa y el grupo de amigos de la biblioteca (GAB). A la vista se despliegan las últimas casas del occidente de Bogotá y se pierde en un bosque de pino que termina en las faldas de la cordillera. Las plantas cumplen una función como parte de la biblioteca, pues las plantas, cuentan historias, son libros, huella documental, un pasado misterioso. A parte de eso, la terraza se ha ido consolidando como un espacio para intercambiar saberes sobre agricultura urbana, el origen de los alimentos y transformación de residuos, también para sanación a través del arte y el dialogo.
Al principio la terraza era un palomar de orilla a orilla, olvidado de la mano humana se deterioraba en la inmundicia. De eso hace años. La biblioteca pública de Bosa, en conjunto con el GAB, voluntarios jóvenes, niños y adultos, se sumaron a jornadas de limpieza, planeación de actividades, reciclatones, ferias de arte, en fin. El objetivo era fundar un semillero, un pequeño laboratorio creativo y pedagógico que recibiera ideas para nutrir las huertas de los alrededores.
Así comenzó. A largo plazo, se soñaba algo así como la sede de una casa de la cultura o una especie de museo vivo de la memoria local y territorial. En pocos días se gestionaron plántulas, macetas, un fogón, leña, plástico para invernadero, mesas de trabajo, muebles, tierra; y ese pedacito de olvido se llenó de vida, de música, de calor. El piso limpio, las cajas de fertilizante, las plantas de papa, tomate, tabaco, se convirtieron en un éxito y muy rápido la biblioteca abrió un centro de interés en agricultura urbana, y de repente los libros convivieron con las plantas en una bonita metáfora sobre la resurrección.
Las primeras semillas se regaron, ya sea por un impulso atávico de siembra o como un ejercicio racional de planeación, organización y distribución de trabajo. Lo cierto es que se trataba de un semillero de semillas, pero también un semillero de personas, cada uno germinaría y se iría a crecer en un ambiente óptimo, es natural. Lo importante era que los jóvenes se vincularan y emprendieran sueños individuales o colectivos con la terraza como epicentro. Se logró y hubo una época de efervescencia con asistencia masiva desde dónde se le dio una filosofía a la huerta: visibilizar los saberes andinos y hacer un aporte de la memoria del territorio como un ejercicio de paz. Ya hace dos años que esa terraza se viste de arte. Los adultos mayores hacen una presencia importante fundando la olla comunitaria Herencia de Saberes, mezcla sobre la cocina, siembra, tejido, bordado, pintura, lecturas, música, baile. La acogida intergeneracional y el apoyo desde los frentes posibilitó que la Biblioteca Pública de Bosa ganara el premio nacional de bibliotecas públicas, Daniel Samper Ortega, por su participación comunitaria. La terraza tuvo como invitado al escritor Fernando González Santos autor del libro Jaime Garzón, no habré vivido en vano.
Se han gestionado ferias artesanales y espacios de celebración como los Raymi. Los procesos colectivos fluctúan de acuerdo con la disponibilidad del tiempo de la comunidad, por eso la terraza tiene un invernadero dónde se cuidan variedades de ají y aromáticas. Fuera del invernadero, el recorrido comienza con las plantas ornamentales, conjunto de flores perfumadas, evolucionadas para ser bellas. Geranios, lirios, bella a los once, mano de Dios, Flores naranja, moradas, blancas, violeta.
Más adelante están las plantas aromáticas medicinales, hierba buena, toronjil, manzanilla, yanten. Al fondo, plantas comestibles usadas para la olla comunitaria: papa, cebolla, tomate, tomillo, perejil, cilantro. Y finalmente las plantas nativas de poder que nos conectan con el poder ancestral, plantas como el tabaco, la coca, el borrachero o Tijiquí, el cannabis. Aquellas plantas que han sido estigmatizadas y que aportan al conocimiento de la historia de Colombia, de la violencia y del despojo.
Nuevos proyectos vienen para la terraza, la elaboración artesanal de herbarios, la creación de papel con papel reciclado y material vegetal, nuevos programas artísticos, constantemente se invita a la comunidad para que se apropie de la terraza, pues ese espacio sobrevive en la medida que las personas lleguen a él, lo cuiden, lo amen. Con la apertura de la Sala Labco se espera potenciar la terraza y disparar nuevas manualidades y saberes creativos. Algunos colectivos han ganado becas de creación de emprendimientos gracias a la labor artística auspiciada por esa ramita de árbol. Esos proyectos deben mantenerse, nutrir colectivos y nutrir el espacio, trabajar como un solo tejido, un mismo bosque donde humanos, plantas y animales recuperen esa armonía universal que se perdió en algún punto de la historia.
N.J.
Un escritor fantasma, es una expresión que viene a manera de copia del término en inglés ghostwriter, lo que también en otros idiomas se conoce como un "literario negro" o incluso "negro".
En cualquier caso, es un periodista o escritor, por lo general profesional a quien se le contrata para escribir por cuenta de otra persona un tipo de material literario. De tal forma que el autor de la obra escrita, queda no, con el nombre de quien escribe, sino, con el nombre de quien contrata.
Los textos van desde autobiografías, cuentos, artículos, novelas, o incluso discursos, para personajes políticos, actores u otro tipo de individuos que por diversas razones no cuentan con el tiempo o la preparación para escribir estos textos.
A lo sumo, en cualquier caso, el escritor fantasma recibirá créditos únicamente como "colaborador" y por supuesto, el ingreso económico con el que fue contratado.
Suele suceder que celebridades contratan a estos personaje ocultos para realizar obras que tienen que ver con la historia de sus vidas o para redactar artículos especiales que tienen que ver con un tema específico, contestan entrevistas (sin que en realidad haya sido entrevistados) en revistas u otras publicaciones.
Sin hilar tan fino, un dato interesante tiene que ver con el escritor Alejandro Dumas padre. quien usó a varios escritores fantasma para escribir sus novelas de aventuras. Edward Stratemeyer, quien fuera escritor y editor estadounidense de libros para niños utilizó esta práctica para algunas de sus obras. mientras tramitaba los derechos correspondientes de autor.
De manera similar, en el arte, el cine y otros campos la disposición de esta figura de autor fantasma fue llevada a cabo. Tal es el caso de, Francisco Ibáñez, el que vio la presentación de las aventuras de su famosos Mortadelo a mano de otros dibujantes como ayuda para poder cumplir con las entregas y que presentaron como el equipo Bruguer.
Incluso, actualmente existen personas asociadas que se consolidan como pequeñas firmas dedicadas a este oficio y que son auto sostenibles, brindando su talento para terceros de forma continua. Todo ello, extendiendo el oficio a la modernidad, en lo que tiene que ver con redes sociales.
Entonces, tal vez, cuando usted se encuentre con una obra, u otra pieza literaria, allí podría estar la mano talentosa de un escritor fantasma.
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